sábado, 1 de marzo de 2014

El trasfondo judío de Pablo.

                Pablo hace claramente gala de su judaísmo en varias cartas: "Circuncidado al octavo día, miembro del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo nacido de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; con respecto a su celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, intachable" (Flp 3,5-6; cf. 2 Cor 11,22; Rom 11,1).En más de una ocasión habla del celo que sentía por la fe judía, por la que, con rectitud de conciencia, había persguido inicialmente al movimiento de Jesús (cf. Gál 1,13; 1 Cor 15,9), un dato que está de acuerdo, al menos en líneas generales, con el relato de Hechos.

              Aunque en una ocasión dice que era fariseo con respecto a la interpretación de la Torá (Flp 3,5), no da ninguna indicación de que hubiera estudiado con famosos maestros fariseos de Jerusalén, como, por ejemplo, Gamaliel (tal como sugiere Hch 22,3). Sin embargo, Pablo no dice que tuviera alguna vinculación con las autoridades judías de Jerusalén para perseguir a la Iglesia y solamente cuenta que tuvo lugar en Damasco. Nunca habla de Tarso como su lugar de nacimiento (cf. Hch 21,39; 22,3), ni dice que fuera ciudadano romano (cf. Hch 16,21.37-38; 22,25-29; 23,27). Las penalidades que tuvo que sufrir a manos de las autoridades romanas ( 2 Cor 11,24-25) no son propias de quienes poseían la ciudadanía romana. Estas evidentes diferencias con respecto al relato de Hechos ha conducido a que muchos especialistas pongan en cuestión la ciudadanía romana de Pablo, aun cuando probablemente habría sido un ciudadano de Tarso. (1).

(1). La intención de Hechos es clara, aun cuando la terminología no lo sea tanto. Cf. A. N. Sherwin-White, Roman Law and Roman Society in the New Testament, Oxford University Press, Oxford 1963, pp. 144-162. El término técnico para referirse a la "ciudadanía" (politeia) sólo se utiliza una vez, en Hch 22,28, y en este caso se trata de una referencia al centurión que arresta a Pablo. Todas las alusiones al estatus de Pablo son implícitas (como en su réplica al centurión en Hch 22,28) o utilizan un término diferente que simplemente significa "romano" (romaios), sin que siempre indique una auténtica ciudadanía (cf. Hch 2,10; 25,16; 28,17). Para una valoración más escéptica, cf. Helmut Koester, Introduction to the New Testament, vol. 2: History and Literature of Early Christianity, DeGruyter, Nueva York y Berlín 2000, p. 107; Betz, "Paul", 5:187.

                   

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