miércoles, 6 de noviembre de 2013

El redescubrimiento de las tradiciones orales más antiguas.

              El problema reside en que las tradiciones orales son, frecuentemente, difíciles de reconocer o aislar porque han sido entretejidas en relatos más tardíos, como Lucas y Hechos. Tomemos como ejemplo la tradición de la "última cena" de Jesús. Los tres sinópticos nos presentan este episodio como una celebración de la Pascua en la que Jesús instituyó el memorial de la cena del Señor, pero existen algunas diferencias en los tres relatos [Mt 26,26-29 , ; Mc 14,22-25 , ; Lc 22,15-20 . Nótese que Lucas nos presenta otra cpa antes del pan y también otros comentarios de Jesús (Lc 22,16-17)].

            Sin embargo, el evangelio de Juan afirma con toda claridad que la última cena no fue un banquete pascual y no menciona la institución de la cena del Señor. Por tanto, resulta harto difícil discernir la tradición más antigua basándonos solamente en los relatos evangélicos. No obstante, la cena fue una práctica primitiva entre los seguidores de Jesús, y este hecho recibe una confirmación clara y muy antigua en la tradición oral, al menos en lo que alcanzamos a identificar como materiales que pertenecen a ella.

          Los escritos más antiguos del Nuevo Testamento son las auténticas cartas de Pablo, escritas entre los años 50 y 60 d.C. Por consiguiente entre veinte y cuarenta años más antiguas que los evangelios y Hechos. Puesto que se trata de cartas escritas a congregaciones en determinadas circunstancias, a menudo nos dan bastante información sobre la práctica y la fe cristiana primitiva. Además, nos dicen cómo se utilizaron las tradiciones orales primitivas. Por ejemplo, en 1 Cor 11,23-26 encontramos el relato paulino de la institución de la cena del Señor:

23Porque lo mismo que yo recibí y que venía del Señor os lo trasnmití a vosotros: que el Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, 24dio gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía", 25Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía". 26Y de hecho, cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que el vuelva. [Traducción de la Nueva Biblia Española].

           Este relato es, claramente, muy semejante al de los evangelios sinópticos, pero se escribió mucho tiempo antes que el que encontramos en ellos. Como veremos, 1 Cor fue escrita probablemente en el 53-54 d.C y era una de las cartas más antiguas de Pablo.

          Podemos reconocer que se trata de una tradición oral a partir del modo en que Pablo la introduce. Utiliza la fórmula "recibí.. os lo transmití a vosotros, que...". Pablo usa la misma fórmula en orden inverso en 1 Cor 15,3-7:

3Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, 4que fue sepultado y que resuctió al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; 5que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. 6Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. 7Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. [Traducción de la Nueva Biblia Española].

           Al repetir la tradición oral de la pasión y resurrección de Jesús. La primera parte de esta fórmula -"recibí...os lo transmití a vosotros"- se utiliza habitualmente para comunicar una tradición oral, un dato que también encontramos en las fuentes rabínicas. En ocasiones se le denomina fórmula sintética de la tradición [La palabra "transmitido" en griego es una forma verbal del sustantivo "tradición" (paradosis).] El término "que" funciona en griego como unas comillas para introducir el discurso directo o una cita. Con otras palabras, esta fórmula nos indica que las palabras que siguen inmediatamente al término "que" forman parte de la tradición oral citada. Puede verse esto mucho mejor si presentamos gráficamente estos dos pasajes clave:


             El modo en que Pablo apela a la tradición oral más antigua implica que los destinatarios ya estaban familiarizados con ella, con toda probabilidad gracias a la propia predicación del apóstol. La utilización de estos elementos de tradición oral desplaza el relato paulino a una fase incluso más antigua -al menos a los años cuarenta-. Por tanto, nos encontramos mucho más cerca de la época de Jesús y dentro de la primera década, más o menos, del movimiento. También nos enseña algo sobre el carácter de la misma tradición oral. Por una parte, se percibe un gran respeto por la tradición y el modo en que prosigue en la vida de las iglesias primitivas. Hemos de asumir, por tanto, que se trata del mismo tipo de fuentes que también contribuyeron a la compilación de los evangelios y Hechos.

          Por otra parte, encontramos algunas diferencias notables. En el relato que hace Pablo de la tradición oral de la "última cena" no se menciona la Pascua. Una atenta mirada a la sección 4 de los materiales orales hallados en 1 Cor 15, a saber, las apariciones de Jesús, pone también de manifiesto un grado de fluidez en la tradición. Concretamente, las dos apariciones de las que nos informa Pablo -a los "quinientos hermanos" (4b) y a "Santiago [el hermano de Jesús] y a todos los apóstoles (4c) -no se encuentran en los evangelios ni en otras fuentes cristianas posteriores. Parecen haber desaparecido de la tradición oral [Algunos especialistas sostienen que el milagro de las lenguas en Pentecostés (Hch 2,1-4 ) es una variante tardía de la aparición a los quinientos, pero si realmente fuera así, entonces constituiría, más bien, un cambio radical en la historia.]. Incluso la aparición "a Pedro y los Doce" no carece de problemas con respecto a los relatos evangélicos posteriores, puesto que la traición de Judas y su muerte (Mt 27,3-10, ; Hch 1,15-26 ) implica que todas las apariciones de los evangelios fueron experimentadas, como mucho, solamente por once de los primeros discípulos de Jesús [Cf. Mt 28,16 (11); Lc 24,13-32 (únicamente 2); 24,33 (11); Hch 1,26 (11); Jn 20,19-25 (solamente 10); 20,26-29 (11); 21,1-3 (solamente 7).]

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