jueves, 17 de octubre de 2013

El problema sinóptico.

             Las comparaciones de este tipo entre los sinópticos condujeron a los especialistas a formular diversas teorías sobre las relaciones literarias entre Mateo, Marcos y Lucas. A su vez, estas relaciones tienen una gran importancia para saber el tiempo y el modo en que se compusieron los evangelios. Los especialistas denominan a todos estos aspectos el problema sinóptico.

             Partiendo de los ejemplos que hemos comentado anteriormente, podemos apreciar la naturaleza del problema. Por una parte, varios episodios clave aparecen en cada uno de los tres sinópticos. Evidentemente, se refieren a los mismos "sucesos". Sin embargo, la secuencia de éstos difiere de un evangelio a otro. En Mateo, la misión aparece con mayor antelación y el rechazo se retrasa más que en Marcos; en Lucas, el rechazo se adelanta, mientras que las parábolas y los milagros son casi idénticos a los de Marcos. Tanto Mateo como Lucas presentan un "sermón" con las bienaventuranzas, pero se proclama en lugares diferentes, mientras que en Marcos no aparece en modo alguno este episodio. Algunas versiones son más extensas y están más elaboradas (la misión en Mateo y el rechazo en Lucas), mientras que las dos versiones del mismo episodio son breves y tienen un vocabulario muy similar. Al analizar los relatos que están en torno a estas secuencias diferentes, descubrimos que las relaciones causa-efecto con respecto al ministerio de Jesús -sobre todo en cuanto que conducen a su muerte- cambian significativamente de evangelio a evangelio.

              Por tanto, el problema sinóptico plantea la siguiente cuestión: ¿cómo es posible que estos tres evangelios tengan tanto material en común, incluso al pie de la letra en algunos casos, y al mismo tiempo se hayan cambiado de lugar los episodios o se haya añadido un material nuevo o diferente? Para responder a esta pregunta hemos de concluir que existían unas fuentes comunes tras los evangelios escritos y que los diferentes autores compilaron sus relatos con cierta flexibilidad, uniendo el material de las fuentes de formas diversas. Por consiguiente, encontramos dos elementos fundamentales en este proceso: primero, la comunicación oral de relatos sobre Jesús como fuente primaria con respecto a cualquier relato escrito; segundo, la dependencia literaria entre los autores de los evangelios.

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